Normas de convivencia en Bogotá

miércoles, 4 de mayo de 2011

ARTICULO INTERESANTE PARA LEER


Un articulo interesante para leer, es el hecho por Carola Mittrany, el 10 de septiembre de 2007, para comunidad segura. Se puede encontrar en la pagina web: http://www.comunidadesegura.org/es/node/36299:
Bogotá: cultura ciudadana para exportación
Hace quince años Bogotá era considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo. La tasa de homicidios que era de 80 por 100 mil habitantes, en 1990, bajó para 23, en 2003, y este año llegó a 17. Los accidentes de tránsito disminuyeron de1.287, en 1995, para 585, en 2002. A lo largo del mismo periodo hubo un declino de 26% en el uso de armas de fuego. A eso se debe agregar también un aumento en la recaudación fiscal, ampliación en el uso del agua potable y del saneamiento básico, la recuperación de la credibilidad en la policía y un consecuente aumento de la autoestima de la población.
Dichos números ilustran sin duda una de las administraciones más eficaces de hacer envidia a muchas ciudades afectadas por la violencia urbana. El nombre por detrás de este proceso de cambio es Antanas Mockus , dos veces alcalde de Bogotá, entre 1995-1997 y 2001-2003, que participó en una charla en el Instituto Brasileño de Análisis Socioeconómicas , el último 14 de septiembre, para comentar sobre su filosofía de gobierno y un nuevo proyecto de comparación de cultura ciudadana entre ciudades latinoamericanas.
Hijo de inmigrantes originarios de Lituania, Mockus cursó filosofía y matemática y fue rector de la Universidad Nacional de Colombia entre 1990 y 1993, cuando decidió lanzarse como candidato a la alcaldía de la capital. En sus dos mandatos lideró iniciativas de cultura ciudadana originales y bien humoradas que lograron reducir en 50% los índices de criminalidad. Medidas como el uso de mimos en lugar de guardias de tránsito para reprochar a los malos conductores y la institución de la “hora zanahoria”, que restringe el horario en el que legalmente deben cerrar los establecimientos de rumba y expendio de licor.
“Lo que me importa en una ciudad es el comportamiento. Todos nosotros estamos aprendiendo a ser ciudadanos, somos proyectos inacabados. Cuando vemos a otras personas actuando de manera correcta tendemos a copiar  su conducta. La ciudad puede funcionar mejor por las buenas”, cree Mockus. 



Mutua regulación

La idea central del movimiento que se denominó “cultura ciudadana” es la consideración que las ciudades son interacciones intensificadas de personas muy diferentes entre si, lo que presupone riesgos debido a un contacto entre ciudadanos que no se conocen. Para minimizarlos, Mockus apostó en la comunicación simbólica para que tales riesgos no comprometan la vida:
“Los códigos culturales determinan en mucho la conducta. Entonces mi idea era incentivar las personas a comunicarse más. Intensificar la interacción para que haya menos divorcio entre la ley, la moral y la cultura. Por eso era necesario posibilitar otras formas más elaboradas de reflexión y acción que sustituyesen parte de la violencia”.
Para cumplir tal tarea se formuló un plan de gobierno con cuatro objetivos principales: aumentar el cumplimiento de las normas de convivencia, aumentar la cantidad de ciudadanos que, pacíficamente, lleven a otros ciudadanos a obedecer las normas –instrumento denominado como mutua regulación-, aumentar la solución de conflictos por medios pacíficos y, finalmente, incentivar la comunicación entre la población. Para cada uno de esos objetivos se designó un presupuesto específico.
“La mutua regulación ayuda a corregir el hábito social, posibilitando que la conciencia y el comportamiento sean consistentes. Así podemos llegar a lo ideal que es la auto regulación” indica.


Violencia x Seguridad
Pero si bien la administración de Antanas Mockus se puede clasificar como ejemplar, para un grupo de colombianas presentes al encuentro no todo son laureles. “Algunas de las acciones que se desarrollaron durante el gobierno de Mockus podrían considerarse violentas, desde una perspectiva de violencia de estado contra los ciudadanos, entendida ésta última como el uso de la relación desigual de fuerza y poder que obviamente existe entre estado-gobierno y algunos grupos vulnerables de la población, sin ofrecerles alternativas a cambio”, reclama Zulma Urrego Mendoza, médica salubrista pública, que actualmente está completando una pasantía de intercambio académico en Río de Janeiro. 
Urrego cita el desalojo de vendedores ambulantes por medio de una violenta represión policial y la amplia reestructuración hospitalaria, que resultó en decenas de despedidos y en la precariedad de la salud pública, como ejemplos de acciones violentas hacia los ciudadanos al vulnerar derechos básicos de ciudadanía.
“El recuerdo que se tiene de Mockus en Bogotá desde el ciudadano común de clase media es de un impacto positivo en lo relacionado con el programa de reducción de mortalidad infantil por fuegos de artificio, de la mortalidad por accidentes de tránsito y homicidios con lo de la ‘hora zanahoria’ y los programas de control de alcoholemia en fechas de fin de año, y en la organización del tránsito y la limpieza de la ciudad, mediante el programa de ‘cultura ciudadana’. Pero no se le recuerda, hasta donde tengo memoria, por algún impacto especial en índices de seguridad, excepto por la reducción de accidentes de tránsito y homicidios en ‘horas y zonas de rumba’”, dice Urrego.
Y completa: “En cambio, se le recuerda por sus acciones con policía ante personas humildes a quienes se vulneró su derecho al trabajo, y por sus despidos de miles de empleados bogotanos, a quienes no se ofreció una alternativa digna a cambio, vulnerando también su derecho al trabajo; y como la persona que efectuó las reducciones de personal que conllevaron en la reducción de servicios de salud para los ciudadanos más pobres”.
Pese a estas voces discordantes, el ambiente formado por cerca de 30 personas, entre ellas políticos, activistas, periodistas y estudiantes, no se alteró y se reconoció que si bien el caso de Bogotá no es un milagro, hay muchos puntos de éxito que pueden ser replicados y servir como ejemplo para otras ciudades.


Diagnóstico ciudadano

Actualmente como presidente de la ONG Corporación Visionarios por Colombia, el ex alcalde de Bogotá está lanzando un estudio comparativo para evaluar el potencial de cultura ciudadana de una determinada localidad y, con fundamento en ese diagnóstico, proponer acciones y campañas de cultura ciudadana.
“El objetivo es aumentar el cumplimiento voluntario de las normas, la capacidad de cumplir acuerdos, incentivar la comunicación y la solidariedad entre ciudadanos y una ayuda mutua para actuar conforme la propia consciencia y en armonía con la ley”, dice Henry Murrain Knudson, coordinador de proyectos de la ONG.
Las ciudades contempladas en esta primera etapa son Belo Horizonte y São Paulo, en Brasil, y Ciudad de México. Apoyado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y las respectivas administraciones regionales, este proyecto busca generar una línea base de las ciudades en aspectos relacionados con las actitudes de las personas, creencias y relaciones entre ciudadanos y su actitud hacia factores de convivencia.
“La idea es atacar las carencias y construir sobre las fortalezas identificadas. En base a esos análisis se derivarán sugerencias y, si hay interés, se diseñará una metodología para implementar una acción-piloto en la ciudad en cuestión”, señala Murrain.

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